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jueves, 16 de enero de 2014

Capítulo 4. "Lupus Clavem"


Ronald volvía a jugar con ella, manipulaba su cuerpo a su antojo, pero esta vez no en un coche, sino en un camino, en mitad de la carretera, ella gritaba pero no obtenía auxilio, los coches pasaban cerca de ellos pero nadie se paraba a ayudar, no podía creer todo aquello, sabía que era una pesadilla.
Cuándo logró despertar miró a Justin que dormía en la silla, sin ser consciente de lo que hacía besó sus labios de forma rápida, una simple unión y luego se apartó para ir al baño a echarse agua en la cara.
Al mirarse al espejo sintió unos ojos azules clavados en ella, se giró y era Ronald, luego miró su propio reflejo y vio que sus ojos eran iguales que los de su agresor. Profirió un grito y el dolor de los cuchillos volvió a ella.
Parpadeó un par de veces y se vio incorporada en la cama, con la mano en el corazón que le latía muy rápido y con la mirada sorprendida de Justin sobre ella.
Había sido todo un sueño, un maldito sueño, que la atormentaría el resto de su vida.
Justin había estado despierto toda la noche, estaba cansado y casi dormía cuando la oyó gritar y la miró con atención, lo que le pasaba no estaba bien.
-Estamos solos tranquila, aquí no te va a pasar nada- Aseguró el chico. -No te tocará más, te lo prometo.
Daniella lo miró asustada y con los ojos anegados en lágrimas. Las reprimió y luego suspiró mientras se levantaba de la cama, miró a Justin y notó su cansancio, ambos necesitaban descansar.
-Llévame a casa por favor -le pidió ella- Y si quieres, solo si quieres quema todo lo que llevaba anoche, esta todo en una bolsa metido.
-Ve al médico, aunque sea a uno que no te conozcan para nada, pero tienes que ver si tienes aún problema...- Dijo él preocupado. -Te llevaré a casa enseguida pero primero vas a desayunar algo, lo necesitas y tendrás hambre porque seguro que no cenaste antes de la fiesta y en tu casa te vas a negar a comer.
Lo miró despacio, no tenía ganas de discutir de nuevo y sabía que saldría perdiendo. Asintió con la cabeza y lo siguió hasta la planta baja, una vez allí la guió hasta la cocina donde la chica se sentó en uno de los taburetes que bordeaban la isleta de mármol blanco de esta.
-Iré al médico de la ciudad vecina - le dijo sin mirarlo- Iré el lunes al privado, los fines de semana no trabajan.
-Mientras que vayas me vale- Dijo él mirando los cajones. -¿Qué quieres comer?
-Me da igual, no tengo hambre - respondió ella- Si como algo es para no discutir.
Justin negó con la cabeza y encontró unos pocos cereales en una caja. Sacó un bol, la leche, zumo, un vaso y los cereales. Se lo colocó todo encima de la mesa y se sentó apoyándose sobre la mano. Estaba más cansado de lo que creía pero tenía que llevarla a casa cuanto antes.
Miró la comida con resignación y se limitó a vaciar leche en un vaso que se tomó rápidamente casi al trago, quería estar lo menos posible junto a él, a pesar de que la había salvado cuánto más cerca estaba más le dolía todo lo que sentía.
-¿Podemos irnos ya?- preguntó al terminar la leche.
-Deberías comer algo pero bueno- Dijo él levantándose.
La guió hasta el coche y arrancó. Mientras que conducía la miraba de reojo, estaba mal por lo que le había pasado e indirectamente había sido su culpa lo que le hacía sentirse peor. Al cabo de un rato llegó a la casa de ella y suspiró.
-Ten cuidado anda- Susurró él.
-Gracias-susurró antes de bajarse-Y ya sabes esto mantenlo en secreto por favor...
Durante el camino no había hablado seguía tratando de asimilar todo pero ahora temía que él lo contase.
-No se lo diré a nadie, pero cualquier problema no dudes en decírmelo, aunque no nos llevemos nada bien pero no me gusta ver a alguien así.
 “A alguien“ Pensó Daniella, ella jamás seria nadie especial para él y había hecho todo eso por lástima. Cada vez se sentía peor consigo misma y con la situación.
-Te devolveré la ropa de tu madre lavada-murmuró.
Tras decir esto se bajó del coche y entró en su casa corriendo, por fortuna sus padres no estaban, cosa que la alivió.
Puso el móvil a cargar mientras volvía a la ducha pero no podía estar mucho tiempo, el recuerdo de Ronald la atormentaba y tuvo que salir rápidamente mientras temblaba.
Se puso su pijama y metió a lavar las cosas de la madre de Justin.
Cerró toda la casa con llave, al igual que las ventanas, pero antes se aseguró de que no hubiese nadie escondido, tenía demasiado miedo, no tenía pensado salir en todo el día y ahora que estaba segura iba a tratar de dormir.
Pero al llegar a su cuarto vio una llamada perdida de su madre y un whatsapp preguntando que donde pasó la noche, mintió diciendo que en casa de Lis y se tumbó en la cama, necesitaba dormir, para no sentirse tan sola, ya que el silencio era el ruido que más temía, encendió la televisión de su cuarto. Cuando pensaba que iba a dormirse daba pequeños espasmos pensando en Ronald, y así estuvo toda la mañana hasta que logró cerrar los ojos que estaban anegados en lágrimas, nunca tendría a Justin, la habían violado y tenía demasiado miedo.

Cuando pasó un rato decidió ir a casa de su novia, sabía que le esperaba una buena con ella por haberla dejado tirada pero esa ocasión le había superado. Condujo hasta su casa y llamó a la puerta de esta. Espero unos minutos y fue ella quien le abrió sorprendida y cerró antes de que sus padres salieran.
Lis estaba enfadada con él por lo que había hecho, era la primera vez que la abandonaba en una fiesta y esperaba que fuese la última, además esa noche era de Lupus y corría peligro sola por allí, aunque por suerte Helen la llevó a casa pronto.
-Lo siento Lis, el robo y todo eso me tuvo ocupado...- Dijo Justin mintiendo.
-Tendrías que habérmelo dicho- Le espetó ella. -Estaba preocupada.
Justin se acercó a ella y la acarició cara mientras se acercaba a sus labios y la besaba. El sabía que si no lo hacía sería peor y la quería a su aunque hubiera cometido un fallo.
-Lo siento de verdad- Dijo en bajo. -No pude volver a por ti porque había caído la noche y habían dado el toque de queda...
Lis le entendió y estuvo hablando con él hasta bien entrada la tarde porque había dicho a sus padres que se iba a comer fuera. Después de mucho pensar decidió que ella tenía parte de culpa en que su amiga no la hablase y estaba preocupada porque en la fiesta no la vio aparecer después de que se fuera con su novio.
"Tía siento todo lo que te he dicho. ¿Quieres hablar? ¿Quedamos esta tarde y damos una vuelta? Perdóname..."
Le dio a enviar y espero la respuesta, tenía la esperanza de que volviera a ser como antes.

El sonido del móvil la sobresalto, miró asustada por toda la habitación pero vio que no había sido nada, sólo el móvil. Con un suspirp de alivio lo cogió y miró la pantalla al ver que ponía Lis se asustó, si Justin le había contado algo lo iba a matar.
Abrió con miedo el whatsapp y al leerlo volvió a llorar, no se sentía bien consigo misma ni teniendo secretos con su mejor amiga pero ya eran dos los que le guardaba y no sabía por cuál se enfadaría más, si lo de Ronald o lo de Justin.
Aunque lo de este último era algo que ella no podía controlar, no le contaba nada para no hacerle daño, la quería demasiado y sabía que se sentiría culpable y lo dejaría, y no quería eso, al menos una de las dos tenía que ser feliz.
Decidió contestarle, ya que de otro modo no ganaba, solo perdía y no podía perder a su mejor amiga.
"¿Donde estas? "
Lis miró el mensaje, no estaba estafado con ella al menos.
"En la cafetería que hay al lado de tu casa ¿vienes o te busco?"
Si le decía que estaba con Justin se enfadaría.
"Voy yo"
Después de contestarle fue hasta el armario, estaba tan hundida que no tenía ganas ni de arreglarse, ya no le importaba absolutamente nada.
Cogió unas mallas azul marino, una camiseta blanca con dibujos del mismo color que las mallas, una chaqueta rosa y unas deportivas rosas con el símbolo de adidas en azul marino.
Se puso una gorra, adidas también, de color blanco con el símbolo en rosa y salió de casa con las gafas de sol puestas, a pesar de que era por la tarde y apenas había sol no quería que nadie la reconociese vestida de ese modo y sin arreglar.
No sabía bien que le diría a Lis, le debía una explicación y no sabía como dársela.
Al llegar a la cafetería y ver a Justin su corazón empezó a latir muy rápido de nuevo, no soportaba más estar cerca de él y no poder tenerlo, sentía que iba a explotar en mil pedazos, pero ya había quedado con Lis y no podía irse así que suspiró y llegó al lado de su amiga.
Lis no la había reconocido de lejos pero al verla se levantó y la dio un abrazo.
-Siento mucho como te hablé el otro día- Dijo en bajo.
Rápidamente se apartó, sabía que era Lis y que no le haría nada, pero el contacto la hizo estremecerse y recordar las manos de Ronald recorriendo su cuerpo mientras ella le gritaba que parase.
-No pasa nada, yo también lo siento - dijo Daniella despacio sin ni si quiera mirar a Justin, era incapaz.
Lis se extrañó por su comportamiento pero al menos habían hecho las paces más o menos. La invitó a sentarse y así lo hizo.
Justin miraba a la chica, sabía que estaba destrozada por la noche anterior pero no podía decir nada, sólo quería que estuviera bien de verdad, odiaba esos actos de violencia, no soportaba a los chicos así y se juró a si mismo que Ronald nunca la tocaría de nuevo.
-Dani ¿Dónde te metiste ayer?- Preguntó Lis. -Despareciste de la fiesta...
"Si tú supieras" Pensó Daniella, luego bajó la mirada hasta la mesa, aprovechando que no se había quitado las gafas de sol. No sabía bien que decir a su amiga, aunque sabía que la verdad no.
Había evitado mirar a Justin, le dolía demasiado y después de la noche anterior no tenía ganas ni de seguir viviendo.
-Fui con Ronald a dar una vuelta - respondió en voz baja- Si te pregunta mi madre dormí en tu casa.
-¿Y qué tal?- Preguntó ella con una sonrisa.
Justin no le gustaba ese tema de conversación, sabía cómo estaba ella y que su novia no lo hacía con mala intención.
-¿Sabías que anoche hubo un robo en la casa de al lado a la mía Daniella?- Preguntó en chico rápidamente. -Se montó una buena en nada, tuve que ir porque casi me rompen los cristales y todo.
Miró a Justin por primera vez en toda la tarde y suspiró, estaba agradecida por su intervención.
-Eh…, fue bien - respondió a su amiga. Luego fingió interés en el tema del supuesto robo- ¿Y qué paso al final? Vaya y justo anoche que podía venir el Lupus...
-Unos críos que se colaron en una casa- Dijo tranquilo. -Sí, ellos querían gastar una broma pero les salió mal y les cogió la policía.
Lis miró a su novio, normalmente no se hablaba con su amiga y se extrañaba pero a la vez le gustaba la idea de que se llevaran bien.
Daniella asintió con la cabeza y volvió a bajar la mirada. Cuando estaba sola se sentía insegura, desprotegida, asustada, pero con gente se sentía sucia, observada, parte de un plan común para dañarla, además estaba el hecho de que odiaba mentir a Lis.
Lis la seguía notando extraña pero no preguntó mucho más. Miró a su novio con la esperanza de que tuviera una idea para levantarla el ánimo un poco.
Justin al ver a su novia suspiró, no sabía qué hacer con ambas.
-¿Podríamos ir a dar una vuelta con el coche? Tomar el aire y eso- Propuso el con la esperanza de que Daniella aceptara.
Daniella lo último que quería era seguir con la pareja. Bastante le dolía verlos juntos como para irse de paseo con ellos, aun menos después de la noche anterior. Miró a la calle y vio que empezaba a oscurecer.
-No, id vosotros yo me voy a mi casa-respondió ella.
-No tía vente- Pidió Lis como una niña pequeña. -Será un rato, tomamos el aire y encima tenemos chofer y nos puede llevar donde queramos.
-No -volvió a repetir ella- Además me duele la cabeza.
Justin cogió el móvil molesto y sin que le viera Lis empezó a escribir a toda velocidad.
"Vente, va a sospechar, además quiere estar contigo, no te va a pasar nada y es mejor estar acompañada y no en casa sola con tus pesadillas"
Se lo envió y la miró esperanzado.
-Venga tía sólo un ratito- Volvió a pedir la chica.
Al leer el whatsapp de Justin lo miró mal, él no entendía nada y tampoco quería que lo entendiese y que volviese a sentir pena por ella.
Ver a Lis tan insistente la fastidiaba, no quería ir, solo quería encerrarse en casa y estar sola.
-He dicho que no-repitió levantándose-Paso de estar en medio de nadie, además falta poco para el toque de queda.
-Falta una hora para el toque de queda. Era por estar juntas un rato y recuperar el tiempo perdido con nuestro enfado- Se quejó Lis en bajo.
Justin suspiró sabía cómo era su novia y que si se enfadaba luego le tocaría a él aguantar el enfado.
"Daniella media hora, no pido más, vale que me odies pero es por Lis no por mi..."
Daniella estaba empezando a enfadarse cada vez más. Tiró el móvil al suelo con fuerza y la pantalla se hizo añicos, aunque los otros la miraron sorprendida, le dio igual, si no tenia móvil no podría hablar tanto con la gente y eso era lo que necesitaba, estar sola. Se odiaba a sí misma y se sentía demasiado mal.
-Joder Lis que no tengo ganas-le dijo enfadada-Y que no pienso estar en medio de nada.
-Pues vale- Dijo Lis molesta.
No entendía a su amiga sólo quería recuperar el tiempo que habían pérfido y encima tampoco entendía lo del móvil. Miró a su novio en busca de una explicación pero este negaba con la cabeza.
Decidieron irse, ya que Daniella ya no quería estar con ellos, por eso salieron de la cafetería y al salir y caminar los primeros metros, unos hacia el coche y otros hacia su casa, vieron como echaban el cierre. Pero no era por lo tarde que era, segundos más tarde sonó: el sonido más estridente de todos, el que hizo que todo se quedara en silencio y estático: el toque de queda.
Los chicos se miraron, sólo les separaban unos metros. Lis se abrazó a Justin, Daniella corrió hacia ellos aterrorizada. Nunca les había pillado el toque de queda, corrieron a las casas cercanas pidiendo auxilio, pero no les dejaron entrar, habían hecho demasiado ruido y una de las veces que se giraron lo vieron: el Lupus, el lobo negro con los ojos azul eléctrico que cambiaban a dorado cuando encontraba a su presa. Se quedaron quietos hasta que vieron que cambiaban. El miedo se apoderó de ellos y en menos de cinco segundos se encontraban en el coche de Justin, con este al volante y con el acelerador a tope. El lobo aulló y ellos se asustaron aún más. El indicador de gasolina indicaba que cada vez quedaba menos, sentían la mirada dorada del Lupus. No tuvieron más remedio que parar cuando encontraron un pequeño almacén con las puertas abiertas.
Sin decir nada las chicas entraron y Justin cerró como pudo haciendo palanca con una barra de metal, cogió otra y se fue al fondo con ella, todos sabían que estaban perdidos, el Lupus los encontraría esa noche.
El miedo inicial que se había apoderado de Daniella en una primera instancia luego fue sustituido por indiferencia, si el Lupus acababa con ella sería lo mejor, no sentía ganas de seguir después de la noche anterior, se sentía hundida y una vez pudo pensar con lucidez se alejó de los otros dos todo lo que pudo y se sentó sobre unos cuantos utensilios que había tirados por el almacén formando un pequeño montículo, miró a su alrededor y observó que había sido un almacén de productos agrícolas, ya que estaba sentada sobre cajas vacías de tomates.
No habló, ni tan si quiera miró a la pareja, se sentía demasiado dolida con todo, y por primera vez en su vida deseó encontrarse con el Lupus frente a frente.
Lis estaba aterrorizada, por muy fuerte que fuera su novio el Lupus lo destrozaría en un abrir y cerrar de ojos. Vio como Daniella se sentaba, sabía de los temores de la chica acerca de ese animal y por eso se extrañó aún más. Ella no se alejó de su novio que se mantenía de pie, con la barra en alto y los músculos tensados. Tenían miedo, miedo a morir o, incluso peor, ser esa criatura y matar ellos.
El silencio reinaba en aquel almacén y eso los ponía aún más nerviosos pero no podían hacer ruido o el Lupus los detectaría. Daniella miró de reojo a la pareja y sintió de nuevo que las lágrimas acudían a ella, las dejo salir lentamente, dejó que bañasen su rostro y deseó morir a manos del Lupus, deseó por primera vez que la destrozase, nadie podría devolverle lo que Ronald le había arrebatado, y sabía que estaba condenada a estar sola para siempre.
Sintieron como la puerta se abría y vieron la figura del Lupus en ella, sus ojos esta vez no eran azules ni dorados, si no que habían adquirido un tono negro, nunca antes se había escuchado eso sobre el animal, ahora que lo tenían de cerca, Daniella pudo advertir que era casi igual de alto que ella y no se quiso imaginar entonces su altura si se ponía a dos patas.
El Lupus los miró, ignoró a la pareja y se desvió hacia donde se sentaba la chica sola, en un principio Daniella sintió la muerte cerca pudo aspirar el aroma de esta e incluso estaba dispuesta a entregarse a ella, sería lo mejor para dejar de sentir dolor.

***
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viernes, 10 de enero de 2014

Capítulo 3. "Lupus Clavem"


Lis se había ido con unas amigas y Justin se encontraba sólo, fuera tomando el aire cuando recibió la llamada de Daniella, al principio pensó en colgar para evitar que fuera un trabajo pero luego decidió cogerlo, no tenía otra cosa mejor que hacer.
Al oírla llorar se preocupó de verdad. Consiguió convencerla para que le dijera dónde estaba y sin pensarlo fue a por ella porque no le gustaba la noche en un bosque como el suyo.
Después de conducir a gran velocidad llegó y la vio como ida en medio de la carretera. Aparcó y salió del coche a todo correr hasta llegar a su lado y ver su aspecto le preocupó aún más.
-¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien Daniella?
Ella estaba en estado de shock, le costó un poco reaccionar y ver que ya no estaba sola, pero aún así permaneció estática en mitad de la carretera apenas sin poder hablar, sintió el reflejo de la luna en el coche de Justin y pudo reaccionar un poco.
-Vámonos de aquí, por favor - le pidió Daniella llorando- Por favor, el lupus,..Ronald...
Justin asintió e intentó que caminara pero al ver que no se movía la cogió en brazos y la llevó hasta el coche. Una vez dentro ambos, condujo hasta su casa porque sabía que no había nadie y no iba a permitir que ella fuera a la suya en ese estado.
Entraron dentro con algo de dificultad. Justin sacó una manta y se la puso por encima. Se sentó en frente y la miró con atención, no sabía nada.
-¿Que te pasó Dani?- Preguntó en bajo.
Daniella miraba a la nada, todo era como un sueño, una pesadilla, su mente permanecía ajena a cualquier cosa que sucediese, cuándo Justin la había cogido en brazos se había sentido protegida, pero ahora, de nuevo, se sentía expuesta, temía que Ronald apareciese en cualquier momento, en su mente estaban clavados los ojos del chico, la mirada de lujuria, el modo que tuvo de sujetarla y forzarla. Le daba mucha vergüenza hablar de todo, y entonces miró sus piernas y vio la sangre, le había hecho más daño del que pensaba. Se apresuró a taparse del todo con la manta para que Justin no viese ningún rasguño y siguió mirando a la nada, era incapaz de contar aquello.
-Daniella, por favor- Susurró él. -Ahora mismo estarías insultándome. ¿Qué se supone que te pasa? ¿Qué hacías sola allí?
La chica no respondió enseguida, ocultó la cabeza en la manta y se dejó caer del todo en el sofá. Una vez protegida de la mirada de él, empezó a hablar y a contarle todo cuánto recordaba, aquella mirada, como no se había detenido, el dolor, la bofetada y cómo se había ido dejándola sola. Contarlo le hacía verlo de un modo más real y eso le dolía muchísimo, al final no era todo ese mal sueño que ella creía había sucedido, su virginidad que era algo muy preciado para ella le había sido arrebatada.
-Te llamé a ti porque no quería preocupar a Lis, y porque mis padres me matarían- dijo cuándo finalizó el relato y aún escondida entre la manta y el sofá.
Justin escuchó con atención todo lo que le decía. Todo eso que había pasado esa noche. No se podía creer aquello pero el mismo había visto a la chica abandonada. No sabía qué hacer, la habían violado y lo peor que podía hacer era tocarla, no quería que estuviera así.
-Tienes que denunciarlo- Dijo él serio. -E ir al ginecólogo cuanto antes, a saber que te puede pasar. Daniella yo no soy bueno para esto, nunca he pensado en violar a nadie pero debes hacerme caso, hablar con tus padres, la policía, el médico y Lis.
-¡No! - se apresuró a decir ella- No vayas a contar nada por favor, no pienso contar nada a nadie...Y mucho menos ir a la policía, si mis padres se enteran me matan.
-No puedes estar así, imagina que te quedas embarazada- Dijo él nervioso. -Vas a ir, digas lo que digas y si no lo dices tú lo diré yo y si es porque crees que él te puede tocar nunca va a pasar, le echarán del instituto y le pondrán una orden de alejamiento a lo mínimo.
-Cómo se te ocurra decir algo te mato - lo amenazó ella- No vayas a abrir la boca, es mi vida no la tuya.
Ahora que lo había contado el shock había desaparecido un poco y podía actuar con más lucidez. Se arrepentía de haber contado nada a Justin, se quitó las mantas de encima y empezó a buscar la puerta para irse de allí, quería volver a casa, estar sola y pensar, no soportaba más la presencia de Justin cerca, no podía.
Justin se puso en su camino, no estaba dispuesto a dejarla irse, no sabiendo todo eso.
-¡Joder Daniella! Que te he dicho que no te vas a ir de aquí de rositas, lo que te ha pasado es más que grave y no me da la gana.
-¡Que me dejes!-gritó ella- Tenías razón, estoy sola, y acabaré sola porque ningún chico se va a interesar nunca en mi ¡Tu ganas! Tenía que haberte creído, pero ahora sé que es verdad, no vas a abrir la boca porque no quiero que nadie lo sepa, y en caso de que lo hagas, lo negaré y él no será tan idiota de echarse mierda encima, quedarás mal tu y te buscarás un problema con Lis, así que déjame en paz.
-Por favor deja de comportarte de esta manera tan absurda, te han violado joder que eso no es para jugar y además eras virgen- Dijo él en un ataque de nervios. -Vas a ir al médico y no voy a permitir que ese salga ileso de lo que ha hecho, me da igual buscarme un problema con mi novia, ella haría lo mismo o peor.
-¡QUE NO JODER!-Gritó ella- Es mi vida, no la tuya, ocúpate de Lis y de tus asuntos, ni voy a ir al médico, ni voy a contar nada a nadie, no te tenía que haber llamado, ahora déjame irme.
-No te vas a ir de aquí- Dijo él molesto. -No hasta que recapacites, encima mírate, estás horrible y si te ven va a ser peor.
-Que me dejes irme de una puta vez - dijo Daniella gritando- No pienso contarlo a nadie, entérate de que es mi vida, y hago lo que quiero.
-No te vas a ir- Repitió él. -¿Sabes que pasa esta noche, no? El Lupus anda por ahí fuera y estás cubierta de sangre... no vas a salir, al menos esta noche.
-¿Qué pretendes que duerma aquí?- preguntó arqueando la ceja- No pienso quedarme, te agradezco que hayas venido a por mí, pero me quiero ir.
-No te vas a ir, no esta noche. Te quedarás aquí aunque sea a la fuerza.
Escuchar la expresión "a la fuerza" hizo que los ojos azules de Ronald apareciesen de nuevo en su mente. Se puso a llorar de nuevo y se apoyó en la pared mientras iba cayendo al suelo poco a poco. Volvía a notar las manos de Ronald recorriéndola, el dolor de los cuchillos, no podía más, era demasiado para ella.
No iba a contar nada, ya que sus padres la matarían y probablemente no la entenderían, Lis se preocuparía y montaría un drama, sólo quería que todo aquello permaneciese en secreto, que nadie lo supiese.
Ella había guardado su virginidad para la persona indicada aunque sabía que jamás sería posible con esa persona. Saber que pasaría la noche en casa de Justin la ponía bastante nerviosa, pero temía al Lupus.
Justin sabía que al fin se había rendido y que se iba a quedar allí. Sacó el móvil y buscó el nombre de su novia rápidamente mientras escribía.
"Mi amor, me he tenido que ir porque ha habido un robo cerca de mi casa y me habían llamado"
Esperó mientras veía a la chica llorar, no sabía cómo podía estar con ella en la misma habitación sin matarse el uno al otro.
"Justin me has dejado sola, esta me la pagas. Cuando puedas llámame, ya estoy en mi casa con todo cerrado"
Justin suspiró, se había enfadado y era normal pero en ese momento no era tan importante.
Se puso de cuclillas en frente de ella y la miró.
-Escucha, no te voy a tocar- Dijo despacio. -Pero a cambio vas a ir al baño, te vas a dar una ducha y luego te dejaré un pijama de mi madre, dormirás en mi habitación ¿Entendido?
-¿Y tus padres?- preguntó ella llorando aún.
-Están en casa de mis abuelos, no vendrán hasta mañana por la tarde así que puedes estar tranquila.
Ella asintió y se levantó como pudo. Quería que todo desapareciese a su alrededor, Justin le indicó donde estaba el baño y ella subió hasta él, tras decirle el chico donde estaba su cuarto también se fue y la dejó sola.
Danielle dejó que el agua se calentase mientras se quitaba la ropa y entonces entró en la ducha, intentó relajarse, ahogando sus lágrimas en el agua, ya no distinguía las gotas que procedían de la ducha y las que emanaban de sus ojos, ambas se fusionaban y empapaban su rostro.
Estuvo así un buen rato hasta que empezó a mirarse desnuda y volvió a recordar a Ronald, eso le hizo enrollarse en la toalla y salir rápidamente de la ducha.
Fue al cuarto que le había dicho Justin, cogió la ropa y la ropa interior y fue al baño a ponérsela. Luego se recogió el pelo en un moño y fue hasta la cama, pero no podía dormir, no sólo por Ronald, sino por el Lupus, siempre que este animal salía ella soñaba con él, nunca sabían que día del fin de semana saldría, solamente que era demasiado peligroso. Apagó la luz pero tuvo que encenderla rápidamente ya que veía ojos azules por todos lados, y en su mente resonaban los gemidos de Ronald, todo aquello iba a volverla loca, así que empezó a llorar de nuevo.
Justin había estado oyendo como la luz se encendía y apagaba, a la chica llorar en el piso de arriba. No se lo podía decir a su novia porque entonces se liaría la de Cristo. Después de un buen rato se levantó del sofá y fue a su habitación. Abrió con cuidado la puerta y miró el interior iluminado por la luz de la mesita de noche y a la chica llorando.
-Daniella deja de llorar por favor- Susurró él, no se reconocía ni a si mismo pero ese momento le superaba. -No puedes estar así toda la noche.
Miró a la puerta aterrada pero al ver que era Justin se relajó. Le pedía que no llorase pero él no había pasado nada de lo que estaba pasando ella.
-¿Qué quieres?¿Qué monte una fiesta?- preguntó con la voz ahogada por el llanto- No es sólo por lo de esta noche, es por todo, llevabas razón, acabaré igual de sola que estoy ahora.
-No esas sola, tienes a Lis y a tus amigos- Aseguro él. -Se que te dije muchas cosas, pero no lo pienso del todo, vas a estar bien y conseguirás a alguien que te merezca.
"Sí, a ti va a ser imposible conseguirte" pensó, lo cual hizo que llorase aún más. Cuándo se peleaban lo pasaba mal pero de ese modo lo pasaba aún peor, lo tenía cerca no lo podía abrazar. Muchas noches lloraba deseando ser Lis, poder estar en su lugar.
-No Justin, no lo digas ahora por quedar bien - le dijo despacio.
-Daniella no lo pongas más difícil, estás mal y ves todo negro, acabas de pasar por algo horrible y lo entiendo que estés así pero ya te digo que con esa mentalidad si te quedarás sola.
-Si no puedo tener a quien quiero, prefiero quedarme sola - dijo ella despacio-
-¿A quién quieres?- Preguntó confundido. -¡¿Quieres a alguien y estabas con Ronald?!- Exclamó molesto.
-No te lo voy a decir - respondió Daniella mirando a las sabanas- No se lo he dicho ni siquiera a Lis... Sí, estaba con Ronald, tenía que darte en la boca y hacer que te tragases tus palabras, pero al final me las tendré que tragar yo.
-Eres una completa estúpida, si me lo hubieras dicho nunca hubiera permitido que apostaras, no hubiera pasado esto- Dijo enfadado dando un golpe a la pared. –Así que si no te hubiera dicho nada estarías en tu casa sin ningún problema, muy irónico todo.
-Y tú eres un idiota -se defendió Daniella - No te iba a decir nada ¿Para qué? ¿Para qué me sintiese aún peor?
Justin suspiró, al final resultaba que era prácticamente su culpa aunque indirectamente. La habían violado por una apuesta sin sentido, se sentía aún peor que antes, no se creía que eso estuviera pasando. La miró despacio, estaba indefensa y temblando, no se podía acercar, ni siquiera eran amigos, era más enemigos. También estaba que él tenía novia y no iba a darle falsos motivos para que se preocupara.
-No deberías haberlo hecho, eso es todo. Ahora duerme, si tienes frío hay alguna manta en el armario.
Ella negó con la cabeza, no iba a dormir con el lupus suelto, y muchísimo menos después de lo que había pasado, tenía mucho miedo a que apareciese Ronald en cualquier momento, aunque sabía que no era posible esa idea seguía atormentándola.
Levantó un momento la mirada, solo fueron unos segundos, le bastaron para mirar sus ojos miel y luego volvió a hundir la cabeza entre sus piernas. Hacía tanto tiempo que lo quería que ya se había acostumbrado al dolor de no tenerlo, pero estar con él de ese modo, sin discutir, la mataba aún más por dentro.
-No puedo dormir, no cuándo el Lupus esta suelto - susurró- Tu ve y duerme.
Era cierto, estaban en una de esas noches donde el Lupus amenazaba con aparecer y matar a cualquiera que estuviera cerca de él en ese momento. No sabían mucho de él, en realidad era poco, pero todos lo creían porque siempre moría alguien en esas fechas y todos tenían miedo de que uno de ellos pusiera ser el siguiente.
-Aquí no va a entrar- Dijo él muy convencido. -Además yo no tengo sueño, desde pequeño no duermo estos días vigilando que mis padres estuvieran bien.
-Yo tampoco tengo sueño - dijo ella despacio- Sé que no nos llevamos bien, y que...bueno todo lo que ha pasado, las peleas y eso, pero si ninguno vamos a dormir me gustaría que te quedases o que bajemos al salón...No quiero estar sola, tengo miedo...
Le fastidiaba admitirlo pero era así, tenía miedo del Lupus y de Ronald, aunque el miedo hacia este último no lo haría notar a Justin, no quería tragarse más su orgullo.
Justin asintió y dijo de quedarse allí porque era más seguro que estar abajo, además tenía llave, la cual echó y luego se sentó en una silla acercándose a la cama para evitar tocarla y agravar el asunto.
-Tú tendrías que dormir- Sugirió. -Lo necesitas y yo estaré aquí al lado.
Daniella volvió a negar con la cabeza, no podía dormir, los ojos azules de Ronald estaban en su mente y temía revivir aquella experiencia aunque fuese en un sueño.
Se tumbó en la cama por hacer algo, no sabía muy bien que decir, el silencio era incómodo entre ambos que sólo se habían dado una tregua momentánea.
Tenía que estarle realmente agradecida por lo que había hecho por ella, ese gesto había hecho que lo quisiese aún más, entonces el dolor también se hacía mayor, ella nunca podría tenerlo, él era de su mejor amiga y se odiaba por pensar en eso también.
Miró sus ojos miel antes de cerrar los suyos, no quería dormirse, tenía miedo por todo pero al final el sueño acabó por vencerla.
-Gracias por todo Justin - susurró antes de caer rendida del todo.
Justin la observó durante toda la noche, nunca había estado así con alguien, ni siquiera con Lis, nunca había dormido con ella, no quería ella. Se movía en la cama, sabía que era una pesadilla pero no iba a despertaba, decía el nombre del chico que le había hecho daño y sintió que quería matarle, no por ella sino por hacerle eso a alguien, a cualquier chica había que respetarla en eso y más si era la primera vez. Sintió pena con ella, sabía que se cerraría en banda a cualquier clase de amor y que tendría miedo toda su vida pero él no podía hacer mucho, sólo eso: vigilar para que durmiera a salvo esa noche.

***

Muchas gracias a todos los que han empezado a leer esta novela y que seguirán con nosotras hasta el final. Sabemos que lleva poco, pero cada comentario y RT cuenta, por lo que si podéis dejar las dos cosas, o aunque sea un RT sabremos que estamos escribiendo para alguien y que no lo hacemos en vano.

Nuevamente, muchas gracias por haber leído estos dos capítulos.

Si lo habéis leído y queréis nuevos no se os olvida dar RT aquí 

Capítulo 2. "Lupus Clavem"


La semana no estaba resultando tan divertida para Daniella, Justin era su criado pero apenas hablaban, la chica casi siempre estaba con Ronald y seguía enfadada con Lis, aunque sabía que había sido su culpa era demasiado orgullosa como para reconocerlo, sabía que le tendría que dar una explicación y no podía contarle la verdad, aún menos liberar todos sus sentimientos porque eso haría a su mejor amiga sentirse mal y eso era lo último que quería, que la que siempre la había apoyado de forma incondicional se sintiese mal por algo que se escapaba del alcance de sus posibilidades.
Además estaba el hecho de que se acercaba el fin de semana del Lupus, oscilaba entre el día siguiente y el domingo, y tenía miedo, nadie sabía quién podía ser la próxima víctima del mortífero y despiadado animal, y trataban de proteger sus casas lo máximo posible aunque la fuerza de este era tal que había logrado incluso vencer el mismísimo hormigón.
Era la Flyer del equipo de animadoras, había conocido a Marcus en una competición, era del pueblo vecino y rápidamente habían congeniado, ahora se alegraba de que no fuese a su instituto, aunque en su día eso la puso mal.
Miró a las gradas  y al ver a Lis sonrió aliviada, luego vio a Justin y su expresión cambió. Antes de empezar nada notó unas manos ceñirse en torno a su cintura, se giró y vio a Ronald examinándola con sus ojos azules.
-Estás preciosa – le dijo con una sonrisa.
-Gracias – dijo Daniella algo ruborizada- Espero que tengáis mucha suerte Ronald, seguro que lo haces genial.
-Como para no hacerlo, tenemos las animadoras más guapas, especialmente la Flyer.
-Que tonto, Ronald – sonrió Daniella.
El entrenador llamó a Ronald y este se despidió de la chica con un beso en los labios aunque ella no acababa de acostumbrarse aún a ello.
En ese partido habían introducido la variante de los bastones y estaban nerviosas, empezaron el número y todo salió bien, finalmente tenían que hacer la pirámide y aguantar en el aire veinte segundos, al ser la Flyer, Daniella, tenía que situarse en la cúspide de esta  que consistía en tres personas en los laterales izquierdos, dos en el centro y tres en los derechos haciendo de base y de pie. Las de los laterales sujetaban dos chicas en pie sobre sus hombros y las del centro ayudaban con el equilibrio. Esas dos chicas de arriba a su vez sujetaban a una chica cada pareja un componente de la pareja de los brazos y la otra de una pierna, ya que la otra pierna quedaba alzada en el aire. Estas dos a su vez sujetaban a Daniella que estaba en el centro de todo, con una pierna en el hombro de la chica que sujetaban a las de arriba. Después de eso empezaron a bajar con ágiles piruetas y todos estallaron en aplausos.
Cómo a Daniella no le gustaba mucho el deporte corrió hasta el vestuario para cambiarse y vestirse para la fiesta: pantalones cortos de rayas verticales negros y blancos, blusa de seda roja a juego, tacones rojos y complementos negros, se pintó un poco y dejó su melena rubia recogida en una coleta bien hecha, luego fue hasta las gradas y se sentó cerca de Lis pero no al lado, ya que seguían enfadadas.
Lis había aplaudido al ver a su amiga en lo alto, le encantaba que le saliera, sabía que costaba un montón y aunque le hubiese gustado ser animadora como ella no tenía agilidad para eso.
Justin llevaba días sirviendo a la chica en secreto y estaba deseoso de que acabase pero aún quedaba y tenía que aguantar, por bocazas, aunque así al menos pasaría más tiempo con su novia porque Daniella estaba con su chico.
Rápidamente a Daniella se unieron Chelsea y Morgan, una a cada lado flanqueándola. Sabían algo de lo que había pasado con Lis, y no querían verla mal.
El resto del partido transcurrió rápidamente, su equipo había ganado gracias a algunas intervenciones de Ronald, que al terminar corrió hasta donde estaba Daniella y le dio un beso.
-Me ducho, me cambio y vamos a la fiesta, ¿vale?
La chica asintió y se despidió de él con la mano. Sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien, pero no le quedaba otro remedio.
Ronald no tardó mucho en cambiarse de ropa y cuándo lo vio llegar con la americana puesta y los pantalones vaqueros de pinzas, sonrió, tenía mucho estilo.
La fiesta sería en un pub cercano, y cada uno iría por su lado aunque luego todos se reuniesen allí.
Justin, una vez acabado el partido casi obligó a Lis a irse de allí. No quería que Daniella le diera más órdenes y estaba cansado de verla.
-¿Estás bien?- Preguntó la chica. -Estás muy raro últimamente.
-Perfectamente- Contestó él sonriendo. -Quiero llegar pronto a la fiesta y poder estar contigo.
La chica sonrió y le dio un beso, había cosas de él que cada día le guastaban un poco más. Al final terminaron montando en el coche y Justin empezó a conducir aunque se entretenía mirándola siempre qué podía.
Una vez todos se encontraban en la fiesta, Daniella miró a su amiga de lejos y negó con la cabeza, no sabía cuánto tiempo estarían peleadas pero no quería que fuese mucho, aunque era su culpa, no se atrevía a hablar con ella. Ronald la tenía abrazada por detrás mientras hablaban con más gente, pero ella observaba de reojo a Justin y Lis, cada vez sentía más ganas de llorar, por eso se libró un momento de su novio y fue hasta el baño dónde las lagrimas empezaron a salir y a estropearle el maquillaje, pero no podía evitarlo, se sentía demasiado mal consigo misma y con todo en general, estaba con alguien por estar, por una maldita apuesta, y ni si quiera sentía nada por él.
Después de tranquilizarse y retocarse el maquillaje, ya que afortunadamente siempre llevaba encima, volvió con Ronald y se apoyó un poco en él, había decidido ignorar a su amiga y al novio de esta por completo.
Lis hablaba con Justin, desde que estaba con él no necesitaba nada más, sólo a Daniella pero no era posible aún. Se dejó llevar por los besos de su chico. Al principio se negaba a darlos en público pero después de tanto tiempo se había acostumbrado y le daba igual.
Justin sonreía con su novia, desde que estaba con ella todo había cambiado a bien, estaba siendo mucho más sensato, sólo tenía problemas con la amiga de ella y tampoco sabía el motivo.
Daniella había decidido dejarse llevar y refugiarse en el alcohol para olvidarse de todo, ella y Ronald bebían a la par, ya llevaban cinco copas cada uno y en aquel momento ella ya había olvidado cualquier problema y se centraba en tratar de mantenerse en pie, aunque su novio la ayudaba.
Él empezó a besarla de un modo más intenso que las veces anteriores pero a Daniella le daba igual, sólo necesitaba estar con alguien, distraerse dejar de pensar y dejarse llevar de una vez por todas.
-¿Vamos a dar una vuelta? – Preguntó Ronald en su oído- Ya sabes, solos.
Aunque al principio a Daniella le dio reparo, finalmente asintió y ambos abandonaron juntos la fiesta, montándose en el coche de él y desapareciendo del local.
Ronald mientras conducía con una mano, sujetaba la de Daniella con la otra y sonreía al mirarla, siempre le había gustado y ahora que tenía la oportunidad no tenía pensado desaprovecharla bajo ningún concepto.
Paró cerca del bosque, dónde nadie podía verlos y sonrió, se bajó del coche y se subió en la parte trasera instando a Daniella a que lo hiciese también, la chica al principio se negó porque no confiaba mucho en él todavía, pero el alcohol hizo que terminase de dejarse llevar.
Una vez allí, Ronald la sentó sobre él y empezó a besarla, deslizando sus manos por todo su cuerpo, acariciándola con ansia, ella empezaba a ponerse nerviosa, no quería, pero no sabía frenarlo. Cerró los ojos y por un momento quiso perder la consciencia de donde estaba. Notó como Ronald se deshizo de su ropa y entonces los abrió asustada.
-No por favor – le pidió, pero el chico no paraba, y ella no quería, simplemente no podía más, aquello era demasiado y nadie la había visto nunca de ese modo- Ronald, para.
Ronald hizo caso omiso a las palabras de la chica y el mismo se quitó los pantalones, ella trató de huir pero la sujetó con fuerza de la muñeca, y al ir Daniella borracha no pudo oponerse a su agresor como era debido.
El chico quitó la ropa interior de Daniella con manos expertas con rapidez, iba a ser suya como fuese, siempre la había deseado y ese era el momento, no podía esperar más, no con ella, le atraía demasiado.
Se vio desnuda frente a él, lo miró a los ojos y pudo advertir la lujuria, entonces sintió miedo, más que nunca, gritó pero sabía que nadie la escucharía, empezó a llorar y a temblar compulsivamente mientras movía las piernas y las manos para oponerse a Ronald, pero el chico era demasiado fuerte y le sujetó las muñecas con sus manos, mientras la tumbaba, Daniella trataba de mantener las piernas cerradas pero con su mano libre y la fuerza bruta de Ronald este logró que las pusiese sobre sus hombros.
Sin miramiento alguno se introdujo en ella de un movimiento seco, ante esto Daniella profirió un grito de dolor, como si le clavasen miles de cuchillos dentro, también notó como empezaba a sangrar, hecho que extraño a Ronald ya que pensaba que no era virgen pero luego sonrió, no había nada mejor que una virgen.
Empezó a entrar y a salir de la chica con movimientos rápidos, ella lloraba y trataba de resistirse pero no podía, por eso de últimas cerró los ojos y trató de pensar que el dolor pasaría que era sólo algo pasajero, una pesadilla, un mal sueño, que no estaba ocurriendo. que no era ella.
Notó como Ronald se salía de ella pero el dolor seguía ahí. Se incorporó como pudo y lo miró a los ojos, el chico sonreía pero ella lo miraba con los ojos cargados de odio, el alcohol había dejado de hacer efecto sobre Daniella, había sido sustituido por un estado de shock. Sin saber porque dio un tortazo al chico que no sabía bien qué hacer con ella y al recibir el golpe abrió una de las puertas y tiró toda la ropa y el bolso de Daniella al exterior, ella corrió fuera y las cogió, vistiéndose rápidamente, iba a subir al coche cuándo lo vio arrancar y se vio sola en mitad de la nada, era ya de noche y el Lupus podía salir en cualquier momento de la nada y matarla.
Sacó su móvil y miró la batería, tenía poca, le llegaría para una llamada. No podía llamar a sus padres, la matarían, a Lis tampoco por que se preocuparía, y no confiaba en nadie más, sólo le quedaba una persona, así que marcó su número.

-Just..Justin – consiguió decir llorando al ver que descolgaba.